Este artículo es publicado originalmente en:
http://morituritesalutant32.wordpress.com/2014/11/08/tumores-oseos-y-las-chicas-del-radio/

Tumores óseos y “las chicas del radio”.

Aunque las causas de los tumores óseas son variadas y desconocidas, la mayoría están producidos por anomalías genéticas hereditarias, radiación o lesiones, aunque a veces no se encuentra ninguna causa específica. Pueden resultar benignos (siendo los osteocondromas los más frecuentes) o malignos. Entre estos últimos, aquellos que tienen foco original en los huesos (denominados tumores óseos primarios) pueden dividirse en condrosarcomas (con mayor frecuencia aparecen en la zona pélvica), sarcomas de Ewing (que también puede desarrollarse en tejido blando y que tienen una mayor incidencia en niños) y osteosarcomas (preferentemente localizados en rodilla y húmero siendo más común en personas con antecedentes familiares de cáncer, si bien una de las principales causas puede encontrarse en la exposición prolongada a la radiación). Éstos producen fractura ósea, dolor óseo que tiende a empeorar en la noche e inflamación en el lugar del tumor. En nuestro caso, el tumor óseo que vamos a describir tiene origen en la exposición a la radiación, por lo que podría englobarse dentro de los osteosarcomas.

La incorporación al trabajo en fábricas a principios del siglo XX de un gran número de mujeres, especialmente debido al desarrollo de la Primera Guerra Mundial, supuso uno de los nefastos acontecimientos sucedidos en los Estados Unidos. La empresa US Radium contrató a un ingente número de mujeres con el objetivo de pintar las agujas y marcadores de los diales de los relojes con una pintura nueva que se iluminaba en la oscuridad gracias a la mezcla de las sales de radio con sulfuro de Zinc y que tuvo un gran éxito en la época por sus usos militares, especialmente en instrumentos de navegación nocturna. Un prometedor negocio que exigía de una gran precisión. Las mujeres necesitaban tener la punta del pincel lo más fina posible, por lo que chupaban las puntas de éstos previamente mojada en el nuevo compuesto. También encontraron entretenimiento pintándose uñas, cabellos y dientes. La inocencia e ignorancia de estas mujeres aprovechada por sus jefes de cadena de montaje, pese a que directivos y científicos evitaban su exposición tomando medidas en ello.

Poco después estas mujeres empezaron a perder piezas dentales, padecer sangrado de encías, desarrollar infecciones mandibulares, necrosis, tumores óseos (bautizados como “mandíbula de radio”) y posterior e irremediable muerte. Se desconoce el número total de personas afectadas pero podría rondar los 5000 individuos. Poco después falleció el creador de esta pintura por envenenamiento. Y es que, una vez ingerido el Radio, nuestro organismo lo asimila como si fuera Calcio (ya que poseen la misma valencia), depositándose en los huesos como cualquier otro metal con la diferencia de la emisión de una continua radiación. Aún se detecta radiación en algunas de sus tumbas.